Los jóvenes ven el móvil como un elemento más de ocio, los adultos como un objeto protector.
Heraldo de Aragón. COLPISA. Madrid 4/12/08
El triángulo formado por los padres, los hijos y el
teléfono móvil está creando nuevos quebraderos de
cabeza en las familias. Unos, lo ven como un juguete más con el
que disfrutar y fardar delante de los amigos; otros, lo consideran
necesario para tener controlados a los chavales mientras están
en la calle. Este enfrentamiento está logrando que el
acercamiento a las nuevas tecnologías se acelere. Los menores
tienen cada vez más pronto el ‘aparato de
seguimiento’ (entre los 9 y los 10 años). Y lo que es
peor: lo consideran casi imprescindible ante unos padres que no
entienden esa dependencia. Es la brecha digital.
La entrada de los móviles en la juventud es abrumadora. El
80% de los menores de entre 10 y 16 años tienen ya uno en su
poder, según un estudio de la Universidad Rey Juan Carlos. Sin
embargo, la preocupación que tienen los progenitores y sus
vástagos sobre la utilización del teléfono es
diferente. Como el blanco y el negro.
Los mayores tienen miedo de que los niños puedan hablar con
extraños (66%), que lo usen de forma indebida (64%), que
estén todos los días enganchados y no hagan ni caso a la
familia (60%), que se lo roben (60%). En último lugar se
sitúa el gasto mensual (46%).
La escala de valores de los jóvenes es a la inversa. Temen a
toda costa perder el móvil (76%) o que se lo roben; tener
contacto con extraños sólo preocupa a la mitad (53%),
casi lo mismo que le graben sin conocimiento (48%). El último
lugar de la lista está el gasto mensual (25%). Curiosamente, las
dos partes coinciden en colocar el aspecto económico. Pero las
razones son muy diferentes.
Los padres pagarán más si es necesario, aunque tengan
un límite mensual, para controlar a sus retoños; los
jóvenes gastan lo que les da la gana porque lo pagan los padres.
Por otra parte, el 41% de los menores encuestados afirma que
sólo le controlan el dinero que gasta; un 39% dice que le
controlan el dinero y el uso que hace del teléfono y un 18%
afirma que los padres no le controlan para nada.
Ahorradores y modernos
A pesar de no darle importancia al dinero, los menores se piensan muy
mucho cómo gastar el dinero que les dan sus padres. Las llamadas
perdidas (siete de cada diez) y el envío de SMS (la mitad) son
las opciones más usadas, mientras que llamar desde el fijo (40%)
o hacerlo en horas de tarifa plana (22%) son las opciones menos
favorecidas. Además del tope económico, la mayoría
de los padres coinciden en comprar el móvil más
básico a sus hijos. Craso error. Los chavales quieren que sus
aparatos estén a la última, para compararlo con sus
colegas en los recreos.
El prototipo de móviles tiene que tener juegos (96%),
cámara de fotos, ‘bluetooth’, conexión a
internet, cámara de fotos, mp3, radio y mp4. Es decir,
verdaderas maravillas tecnológicas que se usan para intercambiar
fotos (56%) o fotos (47%), grabar vídeos e intercambiar fondos.
Y los motivos para tener un móvil son sorprendentes para estas
edades: el 60% dice que lo necesita o que le gusta (52) y sólo
un 30% admite que lo poseen porque sus padres querían que
tuvieran uno.
LA MAYORÍA RECIBE SU PRIMER TELÉFONO A LOS 9 AÑOS
Uno de cada diez menores usa el móvil para grabar peleas
Un 10 por ciento de los menores madrileños admite utilizar el
móvil para grabar peleas y un 11 por ciento lo usa para colgar
los vídeos en ‘YouTube’, unas acciones que, aunque
la inmensa mayoría de los adolescentes desconocen, son
imputables como delito a partir de los 14 años.
HERALDO DE ARAGÓN. OTR/ PRESS. Madrid 4/12/08
Un 10 por ciento de los menores madrileños admite utilizar el
móvil para grabar peleas y un 11 por ciento lo usa para colgar
los vídeos en ‘YouTube’, unas acciones que, aunque
la inmensa mayoría de los adolescentes desconocen, son
imputables como delito a partir de los 14 años. Según el
estudio ‘La telefonía móvil en la infancia y la
adolescencia’ realizado por el Defensor del Menor de la Comunidad
de Madrid y la Universidad Rey Juan Carlos, esta actitud está
relacionada con la familiaridad de los jóvenes con las
tecnologías y a que formen parte de su vida cotidiana. En este
sentido, la mitad de los jóvenes acceden a su primer
teléfono móvil entre los 9 y los 10 años.
El estudio, presentado en la Asamblea de Madrid, destaca que uno de
cada diez jóvenes madrileños utiliza su teléfono
para captar peleas y actos vandálicos, mientras que un 27 por
ciento de los menores asegura que sus amigos también graba
peleas. En esta línea, el Defensor del Menor, Arturo Canalda,
indicó que el perfil del chico que hace esto es el de un
varón que utiliza el móvil para grabar, gastar bromas,
acceder a Internet, que ve contenidos MP4, que considera que sus amigos
disfrutan y que tiene un “afán de protagonismo
notorio”.
“Un diez por ciento de los menores encuestados que tiene
teléfono móvil lo utiliza para gastar bromas, siente
indiferencia ante las grabaciones violentas en la red, desea grabar las
gamberradas de otros, cree que las grabaciones de móvil en
Internet son divertidas y las cuelga cuando los hace”, indica el
estudio, que apunta que “con ello ponen a prueba su
valentía e incluso el liderazgo de quienes las realizan frente a
los que después las ríen, apoyan comentan o
divulgan”.
“El menor que gasta bromas con el móvil normalmente
también ha colgado imágenes en Internet y confiesa que lo
utiliza para molestar a alguien y que ante un potencial escenario de
violencia, no acudiría a un adulto”, destaca el estudio
del Defensor del Menor, que reseña que este menor,
además, “considera que sus amigos disfrutan con los
vídeos que cuelga”. Además, Canalda destacó
que uno de los problemas es que los chicos no saben que hacer esto
constituye un delito, cuando el menor es mayor de 14 años.
En esta línea, el escrito indica que si el menor tiene amigos
que utilizan el móvil para gastar bromas tiene cuatro veces
más posibilidades de hacerlo él, mientras que si sus
amigos cuelgan vídeos en la red, se dobla la posibilidad de que
el éste también los cuelgue. Además, grabar peleas
con este aparato aumenta diez veces la probabilidad de que el profesor
sea objeto de las bromas con el teléfono y que no desconectar
nunca el teléfono aumenta dos veces la probabilidad de disparar
el consumo. No obstante, lo que más preocupa a los padres del
móvil es que los chicos contacten con extraños (66 por
ciento) cuando a los niños lo que más les preocupa (76
por ciento) es perder el móvil.
Su primer móvil
Los menores hacen un gran uso diario de las tecnologías.
Así un 62 por ciento de ellos dice utilizar frecuentemente el
móvil, un 86 por ciento, la televisión y un 82 por ciento
el ordenador. Durante una o dos horas diarias utiliza el móvil
un 44 por ciento de los menores, un 47 por ciento, la videoconsola y un
33 por ciento la televisión. Del mismo modo, un 50 por ciento de
los menores accede a su primer móvil con 9 o 10 años,
normalmente por un regalo o una ocasión especial; mientras que
el resto, entre 11 y 12 años, lo tiene por primera vez (38 por
ciento) sin estar asociado a ningún evento especial.
Además, un 65 por ciento dice que lo usa para que sus padres le
tengan localizado, un 64 por ciento para quedar con los amigos y un 51
por ciento, para avisar a sus padres él mismo.
El prototipo de móvil de los niños madrileños
tiene juegos (96,2 por ciento); un 92,2 por ciento cámara de
fotos; un 83,7 por ciento, bluetooth; un 82,4 por ciento, internet; un
81,4 por ciento cámara de vídeo; un 70,6 por ciento MP3;
un 62,9 por ciento, radio; infrarrojos (7,1%); el 30,4 por ciento, MP4
y un 21 por ciento, televisión. Además, un 56 por ciento
lo usa para intercambiar música, un 52 por ciento para hacer
fotos, un 47 por ciento para intercambiarlas, un 31 por ciento para
grabar vídeos, un 12 por ciento para mensajes
‘pásalo’, un 6 por ciento para acceder a internet y
otro 6 por ciento para bajarse videojuegos.
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