miércoles, 20 de mayo de 2009

Pesadillas, miedos y terrores nocturnos


Visto en Cosas de niños


Recién nacido a los dos años: ¿tienen pesadillas?



No las tienen, o al menos no tal y como nosotros
entendemos las pesadillas. No hay por qué angustiarse si vemos
que el niño se agita o patalea mientras duerme. El sistema
nervioso del pequeño presenta una inmadurez que suele hacerse
mucho más palpable durante la hora del sueño y se
evidencia de esa manera, pataleando y agitándose. Las fases del
sueño, de las que ya hablamos en el post sueño activo y
sueño pasivo, se pueden llegar a superponer a causa de esa falta
de madurez y en consecuencia originan estos movimientos, dando la
sensación de que tienen un sueño poco agradable.



La conclusión es que los bebés no tienen
pesadillas y que todos los signos que lo parecen indicar, simplemente
son la evolución del sistema nervioso que poco a poco toma las
riendas de las fases del sueño.



A partir de los 2 años:



 Las angustias que el niño siente durante el día se manifiestan de noche en forma de pesadillas o miedos nocturnos.
Las pesadillas son sueños que producen miedo y no podemos evitar
que las tengan, pero sí podemos brindarles nuestro apoyo y
vigilar la información que reciben durante el día.



Aparecen alrededor de los dos años, pero son más habituales entre los tres y los seis.
Son sueños largos que ocurren generalmente en el último
tercio de la noche. Mientras hay niños que las tienen muy
seguido, algunos nunca tienen pesadillas y otros las sufren durante una
etapa y luego desaparecen. Normalmente, tienden a disminuir con el paso
del tiempo.



Pueden presentarse como consecuencia
de un cambio radical en su pequeño mundo, algo que los hace
sentir desconcertados como un nuevo bebé en la familia, una
mudanza, la separación de los padres, el cambio de colegio,
situaciones que les causan inseguridad o alguna circunstancia nueva en
su vida que pueda causarle estrés, así lo manifieste de
día o no.



Los niños mayores también pueden tener
pensamientos de miedo o pesadillas por la noche después de haber
oído un cuento que les asustó o haber visto en la tele
algo violento que les hubiera perturbado. Monstruos, bichos y otras
cosas raras se les aparecen por las noches.



 



Prevención: Los padres deben estar atentos a lo que miran sus hijos en la tele, especialmente antes de la hora de irse a dormir.
Estar preparados:
Como las pesadillas no se pueden evitar y no avisan cuando vienen, los
padres deben estar seguros de oír a sus hijos por si lloran
durante la noche. Y acudir enseguida.
Atender a los niños: Los padres deben atender a sus hijos lo mas pronto posible. Los niños necesitan de ayuda y de consuelo.
Tranquilizar al niño:
Los niños deben sentirse protegidos. Háblales con voz
calmada y confortante y que sepan que te quedarás con él
si así lo desea, pero que está bien que vuelvan a
dormirse.
Quedarse con el niño: Se debe quedar con él hasta que se haya calmado y vuelvan a dormir.
Mantener la calma:
Aunque sea desconcertante para los padres el ser despertados
súbitamente por gritos y el llanto de sus hijos, hay que
mantener la calma. Los niños notarán si los padres se
encuentran nerviosos. Y no les servirá de nada. Solo los padres
calmados podrán ayudar a sus hijos.
Charlar acerca de la pesadilla:
Si los niños desean podréis charlar con ellos acerca de
sus pesadillas. Los padres deben ayudar a sus hijos para que piensen y
discutan formas de sobreponerse a las cosas que en el sueño los
asustaron. Deben ayudarlos a que inventen un final feliz para el
sueño.



 



Lo que NO se debe hacer:



- No los despierte. Si los niños lloran pero
todavía están dormidos no es necesario despertarlos.
Debes quedarse con sus hijos hasta que despierten o se vuelvan a dormir
en paz
- No los lleva a su cama. Y tampoco se suba a la cama de
ellos. Esto puede dar a los niños la impresión de que
deben temer a sus propias camas y darles malos hábitos.
- No
les diga que las pesadillas no son reales. Tampoco decirles que fue
"solo un sueño". Lo que si pueden hacer los padres es
explicarles lo que es un sueño y que todos lo tenemos.



 



A diferencia de las pesadillas o de los miedos nocturnos, los terrores nocturnos
son episodios en los que el niño puede llegar a gritar, sudar o
correr por toda la casa sin recordar nada al día siguiente.



Los terrores nocturnos afectan a un 3% de los
niños, principalmente entre los 4 y 12 años, se resuelven
espontáneamente en adolescencia. Suelen aparecer a primeras
horas de la noche. El niño está agitado, llora, grita,
suda y se percibe que está angustiado. En los terrores
nocturnos, muy frecuentemente, el niño no recordará nada
de lo que le ha causado ese malestar, por tanto no se les debe
interrogar esperando que nos cuenten lo sucedido. Si insistimos no
generaremos más que confusión. Hay que diferenciarlo de
las pesadillas, que se producen más frecuentemente al final de
la noche, y donde el niño puede contarnos lo que ha vivido en el
sueño (ensueño).. Los terrores nocturnos pueden ser
desencadenados por fiebre, falta de sueño y medicamentos que
actúen a nivel del sistema nervioso central.

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